Escritos

Familia de Soles

a Daniela, Adela y Rubén

Cuando el amor se divorcia de la ciencia,
siempre tiene razón porque es verdadero.
El corazón sólo dice lo que siente,
son sinceras palabras y salen del alma.

Un día, con amor de madre,
Adela, se encontró con un bello querubín
y volvió a enamorarse locamente.
Y así ella tan feliz, lo empezó a criar.

Rubén se sorprendió al ver tanta belleza
y de la nada, con lágrimas en los ojos,
estalló de alegría
(Y hoy, desde el cielo, cuida a la Dulce Daniela).

Daniela, el querubín, creció,
quiso buscar las raíces según la ciencia.
Pero sólo ratificó lo que siente dentro de ella:
que su madre fue, es y será siempre Adela.

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